
Solidaridad contra los bulos
En la crisis de la DANA emergieron redes de apoyo construidas por quienes, a menudo invisibilizadas, llevan años sosteniendo sus barrios: las personas migrantes. Desde los primeros días tras la tragedia, colectivas antirracistas, anticoloniales y organizaciones sociales se movilizaron para atender las heridas más profundas e ignoradas

Grafiti antirracista en una fachada del barrio Orba en Alfafar. Mar Juan
Desde los primeros días tras la tragedia, las diferentes colectivas antirracistas y anticoloniales de la provincia de Valencia, al igual que otras asociaciones y organizaciones sociales que velan por los derechos humanos de la población migrante, se coordinaron para ayudar y atender las problemáticas más invisibilizadas surgidas del barro y así rellenar aquellos huecos donde quedaban necesidades sin cubrir. Fue y es el foco de la actividad de la Koordinadora de Kolectivos Parke; Regularización Ya; Mujeres, Voces y Resistencias; Uhuru; Casa Massapê; Por ti Mujer; la Asociación Intercultural de Profesionales del Hogar y de los Cuidados (AIPHYC); Jovesólides; Casa Marruecos; València Acull o la Plataforma Intercultural de España, entre otras. Para ellas, esta solidaridad ha sido “un gesto contra todos los bulos que han intentado difundir contra los inmigrantes, especialmente los marroquíes”.
En la comunidad magrebí, “muchísimas mujeres” integrantes de Casa Marruecos viven en las zonas afectadas y “se han conectado con otras personas, ONG y colectivas para construir una red de apoyo a todas”. Una de las mujeres marroquíes que ha puesto su cuerpo y sus saberes para ofrecer su ayuda es Naiyma, residente en Paiporta desde hace más de quince años. Salvó la vida de sus vecinos de la planta baja, una pareja de ancianos a quienes tocó la puerta para que subiesen a su vivienda, en un segundo piso. Además, ella ofreció comida solidaria, desde su puesto de churros y sfenjs --buñuelos marroquís-- , a las miles de personas voluntarias que acudieron a la localidad para participar en las tareas de reconstrucción.

Naiyma muestra dos sfenjs en su parada de churros y buñuelos en Paiporta. Mar Juan
Muchas de estas organizaciones trabajan en la zona cero mediante propuestas que ponen en el centro las necesidades de las personas afectadas. La lógica es tener en cuenta a la población sin caer en el asistencialismo. Es el caso de Gabriella Nuru de Uhuru, que se dedica a ayudar a la comunidad multicultural que reside en el barrio del Raval del municipio de Algemesí donde han propuesto que estas personas lideren su causa.
Decidieron acudir al Raval porque querían dirigir sus esfuerzos a las necesidades de zonas donde la población, previamente a la tragedia, ya vivía en condiciones cuestionables: “Zonas donde la DANA les terminó de destrozar no solo el día a día, sino la invisibilidad que ya de por sí sufrían”. En concreto, el Raval es un barrio “muy marginal”, donde vive mucha población gitana, magrebí, musulmana, latina y negra, ya sea afrodescendiente, africana o incluso afrolatina.
La lista de personas migrantes que han ofrecido su ayuda es interminable. Ha sido una hecatombe en la que cada una ha puesto lo suyo para hacerle frente, desde donaciones de productos de primera necesidad hasta acompañamiento psicosocial o difusión de noticias. Esta última ha sido la tarea de Ariela Gaspart, una periodista argentina de 32 años que llegó a València, en 2018, “huyendo de la inseguridad” de su país y que, tras las inundaciones, creó un canal en TikTok para informar sobre historias positivas en la DANA.
Gaspart estudió locución de radio, pero su carrera no fue homologada porque no existe en España. No obstante, empujada por su pasión por los medios, pensó en que su voz podía ser un puente para “sacar lo bueno” de lo sucedido en Valencia y ayudar a alguien dando su testimonio: “Me nació de la solidaridad, del amor”. De este modo, ha entrevistado a muchas vecinas y vecinos en la zona cero.
Quien también señala que “la solidaridad no tiene límites” es Nelly Núñez, profesional del hogar y de los cuidados. Durante los primeros días de emergencia, preparaba comida y la llevaba, junto a su hija, hasta los domicilios de sus amigas y compañeras de profesión: “Nos pegábamos una paliza caminando hasta donde fuese necesario. Desde Albal les llevamos comida a una chica de Honduras, que está en Alfafar; y a Nilka, en Massanassa”.
Un refugio para los autocuidados
Cuatro meses después de la DANA, Nuñez se mudó a Massanassa, a una vivienda de planta baja cuyo alquiler es más económico. A pesar de haber solucionado el problema habitacional, siente “miedo” por si se vuelve a repetir la tarde del 29O. El miedo de Núñez es el sentimiento de muchas. Por ello, el cuidado de la salud mental es uno de los objetivos abordados por diferentes ayuntamientos y colectivas que trabajan en la lucha antirracista.
Este pánico también es compartido por Carolina, a quien el sonido del agua le causa depresión: “Me he quedado con ese trauma”. Su forma de paliar el desasosiego fue preparar tés para poder dormir mejor, ya que, tras esta tragedia, echa en falta su círculo cercano de Honduras: “Cuando acababa de llegar a España no sentía nostalgia, pero ahora siento como un frío adentro que me hace pensar en mi país”. En la actualidad se plantea unirse a actividades de ocio organizadas por AIPHYC.
Eso es lo que hizo Nilka, que recurrió a charlas, formaciones e iniciativas organizadas por las colectivas como parche para sus heridas: “Eso ha sido el apoyo emocional. Trato de asistir a pesar de todas mis limitaciones, porque es como un espacio mío de cuidados, como que me despejo de tanto pensar”. Aquí realizan talleres de autoconocimiento y fortalecimiento personal, relacional y social, además de sesiones de danza o manualidades.
Similar es el apoyo que encontró Tania Elba en Nosotras - Dones migrants Paiporta, una red creada junto a la comunidad de mujeres de origen árabe para la integración y el empoderamiento de la mujer migrante. Elba ha asistido a una terapia de duelo en grupo y recalca que “un colectivo suaviza lo más grave y también expande lo positivo”.

La red Nosotras - Dones migrants Paiporta fue noticia en la edición de 2022 de la revista municipal El nostre poble. Mar Juan
Para ella, “la persona sola no tiene razón de vivir” porque el ser humano es un ser sociable y gregario: “Somos en la medida que el otro nos reconoce y el otro se enriquece”. Incluso piensa que hacer un trabajo social, aunque no tenga retorno, le llena “más que una pareja”. Lo dice sentada alrededor de una mesa en la que cada una de sus compañeras ha traído platos tradicionales de sus países para compartir entre todas. Es un sopar “de cabasset” valenciano donde los platos protagonistas son empanadas argentinas y té moruno, que reflejan la riqueza cultural de sus países.
En este ambiente que desprende armonía solo hay mujeres migrantes que encuentran un lugar de refugio al que acudir para preguntar dudas, denunciar discriminaciones, romper silencios y buscar soluciones. Pero también para ser comprendidas, compartir emociones, pasárselo bien y disfrutar de la multiculturalidad. Su amiga y fundadora de Nosotras, Silvia Ramos (Buenos Aires, Argentina, 1971) destaca que “formar parte de la red, charlar y organizar encuentros para estar juntas da vida”.
La escritora y periodista peruana Gabriela Wiener también subraya la importancia de tejer comunidades no mixtas, en las que solo participen personas migrantes: “Son espacios de protección y de seguridad, el movimiento migrante es creciente y nos hacemos escuchar”. Por su parte, la portavoz de Regularización Ya en València, Silvana Cabrera, recalca que en los espacios de organización de base son necesarias “las uniones y las alianzas” entre diferentes colectivos, así como reflexionar sobre el lugar de cada cual en la sociedad: “Se tiene que entender desde qué lugar se habla y desde dónde se escucha”.
La DANA no afecta igual a unes que a otres. Por ello, Cabrera aboga por partir de las “revisiones constantes” sobre cómo trabajar con el privilegio que posee cada una, algo que, a su parecer, “es un problema estructural que viene existiendo hace años y que la DANA ha traído a flote”. En el contexto de las inundaciones, celebra “la insistencia” por parte de colectivos, movimientos y personas que están involucradas en los derechos de las personas migrantes y el antirracismo: “Si no hubiera sido por ellas, estas uniones no hubieran sido posibles”.
Cabrera incide en la importancia de trabajar en alianzas de personas blancas con diferentes culturas: “Es fundamental. Puede costar muchísimo, porque es difícil encontrar estos puentes de entendimiento, pero si no se tienen estas conversaciones o momentos incómodos, al final seguimos manejándonos en la misma narrativa”. Y asegura que es la clave para romper “el estigma y la deshumanización”: “Hay un sistema impuesto pero también tenemos que poner un imaginario de buscarle la vuelta al sistema, y creo que la única forma de hacer eso es trabajando en alianzas”.
Las organizaciones sociales afirman que la coordinación se ha incrementado durante el periodo de la DANA y ahora trabajan en la creación de una nueva plataforma que aglutine a muchas de estas entidades antirracistas: “Se está tratando de buscar que esto no acabe aquí, que no solo se actúe en casos tan graves como este, sino que haya una coordinación más cotidiana. Hay que avanzar hacia ese tipo de militancia”. Se reclama un activismo que tenga en cuenta a todas las voces, realidades y resistencias, que incluya a todas sus vecinas.
"En los espacios de organización de base son necesarias las uniones y las alianzas entre diferentes colectivos"